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diumenge, 10 de juny del 2012

Ubú el polaco.


La indignación ha pasado de los perroflautas al conjunto de la sociedad. Y hasta la furia. ¿Cómo puede el presidente del gobierno no comparecer el día en que se admite oficialmente que España, el país que supuestamente gobierna, está intervenido? Comparecer solo o acompañado por si alguien pregunta algún dato concreto. Dar la cara ante la opinión; ofrecer alguna explicación. Decir: "señores, me equivoqué" o "señores, no me equivoqué pues ya lo había dicho" o "señores esto no hay quien lo entienda". Algo. Por el contrario, Rajoy se esconde, enmudece, se acobarda y, siguiendo inveterada costumbre, envía a un segundo a hacer lo que tendría que hacer él si tuviera agallas o ese "cuajo" del que presumía en el vestuario. Esa evidente cobardía es la que indigna a la gente a la que han aburrido con la cantinela del liderazgo, la firmeza, la decisión, la determinación, frente a un Zapatero errático, pusilánime, improvisador, zascandil. Pero el puisilánime dio la cara y el del liderazgo la escondió. De ahí la indignación.
¿Y la furia, incluso la rabia? Estas vienen del propósito del mismo escurridizo personaje de mantener su viaje a Polonia, a ver el fútbol. Alguno de sus asesores ha debido soplarle que lo mejor es hacer como si no pasara nada. O quizá se le haya ocurrido a él. ¿Qué sucede? Somos tan buenos que salimos al mercado y este corre a astillarnos 100.000 millones de euros porque España es un país serio. Así pues, no me molesten, que voy a hacer patria a Polonia pues, ¿quién ignora que el fútbol es la patria de los españoles como Dios manda?
Ya dijo él que no estábamos al borde del precipicio, que el país no necesitaba rescate. Lo repite el pobre Guindos (lo de pobre en el plano moral, claro) como el eco: no es un rescate; es un préstamo en condiciones muy ventajosas. Pero toda la prensa internacional lo llama "rescate" (bail out). Pues bien, en lugar de quedarse aquí a explicar a la ciudadanía cómo es que un bail out no es un rescate, Rajoy se va a hacer patria a gritos en Polonia. No es casualidad: Ubú, como se sabe, al que Rajoy se parece mucho, es Rey de Polonia.
Ubú: no iba a subir los impuestos, no iba a recortar la sanidad ni la educación, no iba a dedicar dinero público a la banca, no iba a tocar las pensiones, jamás subiría el IVA, no dejaría caer España ni iba a tolerar un rescate porque España es una gran nación.  Y él diría siempre la verdad a los españoles y llamaría al pan, pan y al vino, vino. Y la burla más insólita, hace 24 horas: quien quisiera saber algo, que le preguntara a él. Ubú.
Entiendo la furia, entiendo la rabia, la desesperación, la amargura de la impotencia. Todo eso forma parte de la cultura política de los españoles, acostumbrados a que la derecha en el gobierno diga una cosa, haga la contraria, no dé cuentas de sus actos y acuse a los adversarios de hacer lo que está ella haciendo.
Lo entiendo todo. Pero hay algo incontrovertible: cada país tiene los gobernantes que se merece.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 10 d’abril del 2012

El rostro de un cobarde

Aquí está el presidente del gobierno español de la derecha, el que tenía cuajo, el que exigía en tono apocalíptico a Zapatero que diera la cara, el que iba a darla sin esconderse, el líder que esperaban los españoles, a quien no temblaría el pulso, el que sabía lo que había que hacer y lo haría pese a todo, el que tenía las ideas claras y sabía como defenderlas. Aquí está, en efecto, corriendo como una conejo asustado por los pasillos del Senado en una escena que avergonzaría al más pusilánime. Aquí se le ve llegar hasta los periodistas e, incapaz de decir nada, ni de mantener el tipo, dar medio vuelta y salir huyendo como alma que lleva el diablo, seguido por sus guardaespaldas, pelotas y tiralevistas varios, tratando de escaparse.

Un hombre que presume de afrontar los problemas como eso, como un hombre, pero que resulta ser inconstante, imprevisible y temeroso como un cervatillo no es que no merezca ya crédito (no le queda nada después de este fin de semana) es que no merece la consideración ni el respeto de sus conciudadanos.

Ignoro qué manejos tendrán que montar mañana los comics La Razón y el ABC para disimular la vergonzosa huida de Rajoy ante las cámaras, cómo se las ingeniarán para hacerlo aparecer como el gran lider que necesitan los españoles. Y ya, después de lo que hemos visto, da igual. Que vuelvan a poner la foto de los legionarios. Hasta ahora sabíamos que Rajoy era ambiguo, huidizo, oculto, taimado, poco inteligente y muy convencional; pero no sabíamos que, además, es un cobarde.

¿Cómo va a defender a su pueblo un cobarde?

(La foto es una captura de un vídeo de Público.