dissabte, 29 de setembre del 2012

Preparando la masacre
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Desde las 16:00 del día de hoy, 29 de septiembre, la policía de Cifuentes está impidiendo que se instalen televisiones en la plaza de Neptuno y en Sol. Además, están echando a la prensa del lugar. La conclusión es obvia: no quieren testigos de sus brutalidades y delitos en contra de la población pacífica. No quieren que los graben agrediendo a gente indefensa, arrastrando ancianos, apaleando niñas. No quieren que sus delincuentes a sueldo, a los que llaman infiltrados, aparezcan grabados mientras cometen sus infamias.
Es obvio que están preparando una masacre como escarmiento.
Cualquier gobierno que impida la libertad de expresión e información y oculte las ilegalidades de su policía deja de ser un gobierno democrático y se convierte en un puñado de fascistas y forajidos. Es por tanto imprescindible que la oposición exija cuentas en el Parlamento y pida la dimisión de esta peña de fascistas, la dimisión ipso facto del ministro, Fernández Díaz, del director general de la policía, Ignacio Cosidó y de la delegada del gobierno Cristina Cifuentes. Y que lo haga toda la oposición de izquierda, clara y rotundamente. Que el PSOE abandone ya esta oscura ambigüedad de la actual dirección rubalcabiana y se sitúe por fin del lado del pueblo. Si no lo hace ahora, con la que se avecina, habrá firmado su sentencia de muerte. Todos entendemos que la izquierda debe ser moderada y pactista y procurar el entendimiento y la estabilidad... cuando se puede. Cuando no se puede, estos términos se convierten en uno solo: complicidad y el PSOE no va arrastrarnos a la complicidad con los fascistas porque, para decirlo con suavidad, no nos da la gana.
Además de protestar enérgicamente en Parlamento, la oposición y todos los ciudadanos debemos pedir la presencia de observadores internacionales, prensa extranjera, que puedan contar lo que está pasando aquí.
Muchos ciudadanos con viviendas en los lugares de las protestas están ofreciendo sus balcones y terrazas para que se pueda fotografiar y grabar desde ellos. Hay que aprovecharlos. El destino de mucha gente depende de que se pueda dar cuenta de lo que la policía está tramando.
El fascismo no quiere publicidad, quiere secreto y silencio para perpetrar sus crímenes y solo luego de perpetrados quiere que se sepan para aterrorizar a la gente. Es todo tan repugnante que da asco solo de escribirlo.
Pero hay que hacerlo. Cuando un gobierno, además de estafar y robar a los ciudadanos quiere reprimirlos, no dejarlos expresarse y masacrarlos, ya no es un gobierno legítimo sino una cuadrilla de delincuentes.
Una última consideración: es imposible que la policía se deje manipular al extremo de apalear al pueblo sistemáticamente en defensa de los intereses de los señoritos, los curas, los ricos, los banqueros. Tiene que haber algo más. ¿No estarán los los gobernantes dando pagas extras a los antidisturbios a cuenta como siempre del dinero público? Es importante que la oposición exija ver el sistema retributivo de los antidisturbios, que son funcionarios como los demás.
Y ¿qué nos apostamos a que, además de impedir las cámaras de TV y las fotos y los periodistas, estos fascistas intentan bloquear internet y las redes sociales?
Ya lo sabían los griegos: a quien los dioses quieren perder, primero lo vuelven ciego o loco. ¿No ven los fascistas que están alimentando un movimiento que no podrán parar?
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo licencia Creative Commons).