dimecres, 5 de desembre del 2007

Racionalizando la derrota.

Desde la derrota del sí; "pírrica" victoria del no, dice el señor Chávez, abundan las reflexiones. Hasta yo hice la mía, pensando que así el señor Chávez se callaría. Es claro que me equivoqué porque cada vez habla más y dice cosas más increíbles. Pero lo que me interesa son los razonamientos que leo por ahí para digerir la derrota. Empezando por llamar "pírrica" a la victoria del otro, asegurando que él así no la hubiera querido, como dice Esopo que dijo la zorra que quería, pero no pillaba, las frescas uvas.

¿Y qué me dicen del argumento que vende como un mérito de Chávez que éste haya respetado el resultado de la consulta popular? ¿Cabía que fuera de otra forma? ¿Cuál? ¿Un eco caribeño de la continencia de Escipión?

También hay quien celebra mucho que el señor Chávez haya reconocido su derrota...por ahora y da saltos de alegría porque el mandatario dice que no retira ni un ápice de la propuesta y da a entender que volverá con ella. La sabiduría popular tiene acuñado para estos menesteres un viejo dicho: "¿No quieres caldo? ¡Toma taza y media!" Sí señor, la democracia con sangre entra y con mucha contumacia. La perspectiva es escalofriante pero está claro que al fanático que piensa estar en posesión de la verdad al extremo de no cambiar "ni un ápice" de la propuesta que le ha rechazado más del cincuenta por ciento de los votantes (que fueron el cincuenta y seis por ciento de los electores) no le va a arredrar un resultado negativo, ni dos, ni tres... Por supuesto una abstención del cuarenta y cuatro por ciento no merece comentario alguno, lo que es sorprendente cuando muchos sostienen, si se produce por aquí, que deslegitima el conjunto del sistema.

He leído grandes loas a la limpieza y escrupulosa libertad e igualdad de los comicios. Si los comparamos con los que hubo en Rusia el mismo día, sí, porque ya pesa sobre ellos la declaración de tongo de la OSCE. Pero en el caso venezolano ¿nadie imagina el escándalo que se montaría aquí mismo si el presidente del Gobierno sale por la televisión con su hijito (o nietecito) en brazos, en plan institucional, la víspera de las elecciones (aquí "día de reflexión") a pedir el voto para su opción? De verdad, ignoro cómo se puede llamar limpio a eso. Con un presidente que tiene un programa de televisión. Que es como un telepredicador, pardiez. Y encima, lo derrotan. Sí, cofrades, sí, es una derrota humillante e inesperada. Y, en lugar de felicitar al pueblo por su sentido crítico y por ser capaz de resistir la propaganda chavista en la que no hay diferencia entre el el señor Chávez, el partido que el señor Chávez ha creado y el Estado que preside el señor Chávez, los analistas lo acusan poco menos que de enajenado. Al pueblo, digo.

¿Y yo que me malicio que el "¿Por qué no te callas?" del Borbón ha sido decisivo en la derrota del señor Chávez? No exactamente el exabrupto en sí que es algo que cualquiera puede entender cuando otro se pone pesado; no, lo decisivo ha sido el tratamiento que le ha dado el señor Chávez, que lo ha magnificado con gran histrionismo sin calcular que las palabras del Rey tienen más impacto y simpatía en América Latina que en... España. Es en España en donde se ha llamado de todo a Juan Carlos, mucho más que en América Latina donde, quizá por desconocimiento del percal, tienen en alta estima al Borbón. El caso es que, al usar el porquenotecallas como un fuelle que alimentara la llama del amor del pueblo por su esclarecido mandato, el señor Chávez se ha chamuscado el inexistente bigote. ¿Ven como le hubiera interesado callarse? A sus asesores les ha pasado que ven el mundo con ojos de españoles que creen que lo que sucede en su país sucede en todas partes, como los garbanzos de Villalpando.

Pero no se preocupen los analistas bolivarianos que artes tendrá el Presidente para recurrir a lo que los poderosos gustan de hacer de vez en cuando, esto es, pedir leyes de plenos poderes (o, por lo menos, semiplenos, como los quería el señor Chavez) a cambio de algunas dádivas. Eso suele salir en caso de instituciones, de parlamentos o senados; pero los referendums populares son peliagudos. El pueblo en referendum es siempre un cañón giratorio, cosa muy peligrosa, como debiera saber el señor Chávez, que es militar,pucha.

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