diumenge, 14 d’octubre del 2007

La pesadilla del Irak.

Dice hoy el general Ricardo Sánchez, comandante en jefe de la tropa yankee en Irak en 2003:

"El Gobierno, el Congreso y toda la acción exterior, especialmente el ministerio de Asuntos Exteriores, tienen que asumir plena responsabilidad por este fracaso catastrófico y el pueblo americano debe exigirles dicha responsabilidad."
¡Bravo, mi general, así se habla! Vamos que poco más y pide que procesen y encierren a Bush y el resto de la panda. No es el único, desde luego, pero sí el único militar estadounidense con rango de general que habla de esa manera.

Hace unos meses, el general Petraeus, en una declaración en sede parlamentaria, hacía equilibrios retóricos, decía que la cosa está chunga pero que, con un poco de suerte, todavía se puede ganar. Trataba el hombre de poner su juicio en línea con las visiones del chiflado de Bush que sigue diciendo que hay un camino hacia la victoria en Irak y que llegarán a ella.

By the way, creo que hay que estar agradecido al señor Rodríguez Zapatero por sacar las tropas del Irak, cosa que le ha costado que el chiflado apenas lo haya saludado en cuatro años. Por supuesto, los del PP no lo hubieran hecho jamás y, a estas alturas, a saber qué estaría pasando con los soldados españoles en ese reñidero sin más orden ni concierto que la ley del Colt. Un país en el que hay gente armada por doquiera: soldados, policías, guerrilleros, milicianos, mercenarios, guardaespaldas, terroristas y sectarios, y ninguno es de fiar, claro. En realidad, todo el mundo está deseando largarse. Los italianos lo hacen con sigilo, para que no se enfaden los gringos. Los británicos también se marchan, devolviendo el control de Basora a los iraquíes, como si estos fueran hoy capaces de controlar algo por arte de magia. Podían haberse marchado antes. Hasta podían no haber ido en primer lugar. Pero más vale tarde que nunca.

El general Ricardo Sánchez, comandante en jefe de la tropa yankee en el Irak en el primer año de la ocupación, el que mandaba cuando lo de Abu Ghraib, si bien parece que él no sabía nada, tiene razón. Hasta se queda corto pues la invasión y posterior ocupación militar del Irak no es solamente un "fracaso catastrófico", como un alpinista que no llega a la cumbre y se despeña, sino que también es un crimen, un delito de agresión y genocidio.

Lo interesante ya no es cómo enjuiciar ese acto de piratería en el Irak. Lo interesante es averiguar por qué no tiene arreglo, por qué el general Sánchez habla de stalemate, tablas. Es obvio, porque sabe que no se puede alcanzar la victoria y se niega a admitir la derrota. Pero es que el asunto es más complicado. Todos los planes y medidas que no sean levantar el campo y ahuecar el ala más que a paso carecen de sentido porque los propios términos de "victoria" y "derrota" carecen de sentido. Como carece de él, en consecuencia, el de "tablas". "Victoria" y "derrota" son términos que se refieren a un enemigo y aquí, ¿en dónde está el enemigo? Por no saber, no saben ni en dónde está Ben Laden, si es que existe y los videos que saca de vez en cuando no los fabrica la CIA.

Sin bromas. Esa ocupación criminal que están ejerciendo los EEUU y sus monagos no es una guerra; no hay frentes, no hay enemigos (y sí los hay, pues están en todas partes) localizables. Así que todos los planes para poner fin a una guerra que no existe son pura pérdida de tiempo. ¿Por qué no reconocer que los EEUU, herederos de la misión imperial anglofrancesa en el Oriente Medio, han acabado pillados en una ocupación militar a la antigua usanza? Intentaron la broma de dejar un gobierno títere, salido de unas elecciones que fueron de risa, pero no les ha funcionado y tienen que seguir en el país y hasta incrementar su presencia militar. ¿Para qué? Pues para controlar el negocio del petróleo y el gas natural de la zona. Como siempre: expolio de materias primas de las colonias para desarrollo de la lejana metrópoli.

Lo que sucede es que esto no puede decirse hoy así. Hay que vestir el santo, fabricar alguna causa, echar mano de la ideología con lo que el discurso público para justificar la presencia militar en el Irak es literalmente incomprensible. Y más que se hace cuando se habla de "victoria" y "derrota" y "tablas" en un escenario militar.

Repito: comprendo que hay mucha gente a la que repatea el señor Rodríguez Zapatero. Todos esos que creen que un hombre público debe aparecer siempre como lo hace el señor Rajoy, esto es, jupiterino, amenazador, cuando menos admonitorio, con el índice levantado, augurando catástrofes y faltando al respeto a la peña, todos esos, digo, se ponen de los nervios cuando contemplan al señor Rodríguez Zapatero afable, sonriente, sin gritar, sereno a la par que contundente. Lo comprendo. Por eso lo acusan de "buenismo" pues bien saben ellos que la condición humana es lobuna. También lo comprendo. Pero se estará de acuerdo en que sacar las tropas del Irak fue una decisión sabia y valiente, porque la de meterlas allí fue necia y cobarde.

(Saco la foto del blog The Soapbox and The Bucket que tiene otras estupendas).

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