dilluns, 23 de juliol del 2007

Kane II.

Un comentario en forma poética de Abenyusuf al post de ayer sobre el recientemente fallecido Polanco sugiere una perspectiva atinadísima que no he visto tomar a nadie así que, gracias a él, puedo volver sobre el asunto. Porque en el modo en que El País trató ayer los funerales de su gran patrón hay algo que recuerda mucho a Ciudadano Kane. Y es El País porque los otros medios, en lo que yo vi, trataron el asunto como una noticia más. Quien sí, quien no traía una semblanza del personaje. El País, en cambio, venía casi monográfico. Lógico, pues se ha quedado huérfano. Cierto que la jefatura viene ocupada por quién el fundador designó, pero en todo tránsito humano hay sobresaltos y el momento es crítico para el periódico. Así que éste publicó como una veintena de notas, apuntes, artículos, comentarios de gente de la casa y algunas destacadas personalidades a ella allegadas en buena medida en relaciones contractuales de edición con el desaparecido magnate. Por cierto, que nadie me llame aguafiestas, pero son todos hombres. No hay aportación de mujer alguna. Curioso. Las mujeres empiezan a aparecer en una sección menor, titulada "Reacciones", en la que se recogen breves declaraciones orales de las señoras Carmen Calvo, Alborch, Almudena Grandes, Aitana Sánchez Gijón y Laura García Lorca.

Casi todos los escritos bucean en los recuerdos para resaltar una imagen del difunto. Que es lo que hace el periodista narrador de Ciudadano Kane cuando anda reconstruyendo la figura de Kane a través de los recuerdos de sus colaboradores, amigos y no tan amigos. Aquí los "no tan amigos" han quedado fuera. Al ser la lid mediática, se encuentran en otras empresas en las que ya escribirán o contarán lo que les parezca. En el florilegio que ha publicado el país, el rasgo que más destacan los periodistas que trabajaron con Polanco es que siempre les dio total libertad, les exigió resultados y los amparó cuando eran atacados. No hay duda de que fue un buen hombre y un gran hombre, pues así hablan de él quienes estuvieron a sus órdenes.

Como Kane, Polanco fue muy poderoso. Basta con ver la conmoción social que se ha producido. Y nada de Xanadú. Del Ruber a La Almudena. Muy poderoso has de ser para que un trayecto tan ordinario, que hace tanta gente todos los días, provoque tal expectación. Prueba evidente de que la prensa, los medios, son un poder en el mundo. Polanco se ha ido, pero el poder se queda. La señal más clara de que se queda y pretende reproducirse de modo habitual, como si no pasara nada, es que hasta el video en el que se da cuenta de la inhumación del patrono trae los segundos previos de publicidad. Es business as usual; pero la procesión, supongo, va por dentro.